lunes, 27 de abril de 2015

Congreso Eucarístico Nacional en la ciudad de San Miguel de Tucumán 2016


Queremos seas participe:

Convocatoria al XI CEN por parte de la CEA
Queridos hermanos y hermanas de nuestra Patria: Queremos invitarlos a celebrar juntos el 11° Congreso Eucarístico Nacional en la ciudad de San Miguel de Tucumán, cuna de nuestra independencia, durante los días 16 al 19 de junio de 2016.



Vamos a celebrar enVamos a celebrar en la Eucaristía al Señor Resucitado, adorar su presencia y agradecer su acompañamiento desde los inicios de nuestra vida como pueblo. Por eso al lema del Congreso: “Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos” lo acompaña la frase: “Jesucristo, pan de vida y comunión para nuestro pueblo”.
Vamos a celebrar en la Eucaristía al Señor Resucitado, adorar su presencia y agradecer su acompañamiento desde los inicios de nuestra vida como pueblo. Por eso al lema del Congreso: “Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos” lo acompaña la frase: “Jesucristo, pan de vida y comunión para nuestro pueblo”.
El Bicentenario de la Independencia nacional nos ofrece un marco histórico desafiante para que, asumiendo el legado de nuestros próceres, nos comprometamos a sembrar la cultura del encuentro que nos ayude a superar heridas y agobios, y a hacer de nuestra Patria una Nación fraterna cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común.
La comunión con Jesucristo Resucitado, presente en la Eucaristía, nos permite mirar creativamente la historia y descubrir nuestra identidad y nuestra cultura, verdadero desafío para forjar el futuro, renovando nuestra fe, comprometiéndonos con la justicia y sirviendo solidariamente a la fraternidad
Nos disponemos, como familia de Jesús, a celebrar el Año Santo de la Misericordia que ha de impulsarnos a buscar en la Eucaristía la fuente inagotable de su amor, a abrir nuestros corazones a la misericordia y a ser testigos de ella, especialmente frente a los pobres, a los enfermos y a los excluidos. Como enseña el Papa Francisco, “la Iglesia tiene la misión de anunciar la misericordia de Dios, corazón palpitante del Evangelio, que por su medio debe alcanzar la mente y el corazón de toda persona. La Esposa de Cristo hace suyo el comportamiento del Hijo de Dios que sale a encontrar a todos, sin excluir ninguno”. (Bula “Misericordiae Vultus”, 12)
Confiamos el Congreso Eucarístico a la oración de todos ustedes. Que el camino a recorrer nos haga verdaderos discípulos misioneros de Jesús, centinelas de un tiempo nuevo, anunciadores de la civilización del amor.
Con todos ustedes, nos ponemos en marcha en nombre del Señor. Que Nuestra Señora de Luján nos guíe y nos acompañe.

Los Obispos Argentinos 109° Asamblea Plenaria Pilar, 25 de abril de 2015

sábado, 11 de abril de 2015

Semana Santa “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe”

Compartimos un resumen de lo que vivimos en Semana Santa en esta ocasion en  Wanda Provincia de Misiones a 1400 Km de nuestra querida Cordoba junto al Padre Eduardo Herrera , el Padre Rene Amaro y toda su hermosa comunidad.

La Semana Santa es el momento litúrgico más intenso de todo el año. Sin embargo, para muchos católicos se ha convertido sólo en una ocasión de descanso y diversión. Se olvidan de lo esencial: esta semana la debemos dedicar a la oración y la reflexión en los misterios de la Pasión y Muerte de Jesús para aprovechar todas las gracias que esto nos trae.

Para vivir la Semana Santa, debemos darle a Dios el primer lugar y participar en toda la riqueza de las celebraciones propias de este tiempo litúrgico.

A la Semana Santa se le llamaba en un principio “La Gran Semana”. Ahora se le llama Semana Santa o Semana Mayor y a sus días se les dice días santos. Esta semana comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Pascua.

Vivir la Semana Santa es acompañar a Jesús con nuestra oración, sacrificios y el arrepentimiento de nuestros pecados. Asistir al Sacramento de la Penitencia en estos días para morir al pecado y resucitar con Cristo el día de Pascua.

Lo importante de este tiempo no es el recordar con tristeza lo que Cristo padeció, sino entender por qué murió y resucitó. Es celebrar y revivir su entrega a la muerte por amor a nosotros y el poder de su Resurrección, que es primicia de la nuestra.

La Semana Santa fue la última semana de Cristo en la tierra. Su Resurrección nos recuerda que los hombres fuimos creados para vivir eternamente junto a Dios.
Tiempo Pascual
Los cincuenta días que van desde el domingo de resurrección hasta el domingo de Pentecostés
El Domingo de Resurrección o de Pascua es la fiesta más importante para todos los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús es cuando adquiere sentido toda nuestra religión.

Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo. En la Misa dominical recordamos de una manera especial esta gran alegría. Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo resucitado y que permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo.

La Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas entre otras, son el sepulcro vacío y las numerosas apariciones de Jesucristo a sus apóstoles.

Cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos celebrando también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte.

En la resurrección encontramos la clave de la esperanza cristiana: si Jesús está vivo y está junto a nosotros, ¿qué podemos temer?, ¿qué nos puede preocupar?

Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la Resurrección, pues podemos estar seguros de que, después de una corta vida en la tierra, si hemos sido fieles, llegaremos a una vida nueva y eterna, en la que gozaremos de Dios para siempre.

San Pablo nos dice: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” (I Corintios 15,14)

Si Jesús no hubiera resucitado, sus palabras hubieran quedado en el aire, sus promesas hubieran quedado sin cumplirse y dudaríamos que fuera realmente Dios.

Pero, como Jesús sí resucitó, entonces sabemos que venció a la muerte y al pecado; sabemos que Jesús es Dios, sabemos que nosotros resucitaremos también, sabemos que ganó para nosotros la vida eterna y de esta manera, toda nuestra vida adquiere sentido.

La Resurrección es fuente de profunda alegría. A partir de ella, los cristianos no podemos vivir más con caras tristes. Debemos tener cara de resucitados, demostrar al mundo nuestra alegría porque Jesús ha vencido a la muerte.

La Resurrección es una luz para los hombres y cada cristiano debe irradiar esa misma luz a todos los hombres haciéndolos partícipes de la alegría de la Resurrección por medio de sus palabras, su testimonio y su trabajo apostólico.

Debemos estar verdaderamente alegres por la Resurrección de Jesucristo, nuestro Señor. En este tiempo de Pascua que comienza, debemos aprovechar todas las gracias que Dios nos da para crecer en nuestra fe y ser mejores cristianos. Vivamos con profundidad este tiempo.

Con el Domingo de Resurrección comienza un Tiempo pascual, en el que recordamos el tiempo que Jesús permaneció con los apóstoles antes de subir a los cielos, durante la fiesta de la Ascensión.

La fiesta de la Pascua es tan importante, que un solo día no nos alcanza para festejarla. Por eso la Iglesia ha fijado una octava de Pascua (ocho días) para contemplar la Resurrección y un Tiempo Pascual (cincuenta días) para seguir festejando la Resurrección del Señor.
¡¡¡A CELEBRAR A CONTAGIARNOS LA ALEGRÍA DE LA VIDA QUE SE HACE PLENA POR EL MISTERIO DE LA PASCUA!!! Que no nos gane el apuro o la rutina... Detengamos el tiempo para celebrar el misterio que está más allá de todo tiempo...

Son fiestas Pascuales,
Son fiestas de la Vida,
Es el Misterio de la Eternidad presente en nuestras historias...
Es Jesús resucitado que sale a nuestro encuentro y quiere festejar su vida con nosotros!!!